domingo, 29 de junio de 2014

Llegamos a Ciudad del Cabo

Tras un día con muchísimos líos conseguimos llegar a Ciudad del Cabo: después de una noche ajetreada por los retrasos llegamos a Johannesburgo con más de dos horas de retraso. La salida de nuestro vuelo está prevista para las dos y hasta la 1:15 no conseguimos recuperar las maletas. Estamos de los nervios y convencidos de que vamos a perder el vuelo. Llegamos in extremis a la 1:20, cuando están avisando de que cierran el vuelo. Ya más tranquilos vamos corriendo hacia la puerta de embarque. Atrás quedan nuestros sueños de pasar tres o cuatro horas en la sala VIP del aeropuerto con ducha incluida (teníamos una tarjeta gratuita de la American Express que nos permitía entrar a los dos en una sala VIP). Estamos sin afeitar, sucios,  agotados y malolientes camino de Ciudad del Cabo. Parece que nuestra mala suerte ha pasado: el tiempo en Johannesburgo y en Ciudad del Cabo nos sonríe. Recogemos nuestro coche de alquiler por 90 € para los cinco días que vamos a estar en la ciudad y conducimos sin problemas hasta nuestro apartamento. Al llegar nos recibe la casera y nos enseña el pedazo de mansión donde vamos a residir los próximos cinco días. 
Es un apartamento con dos dormitorios, una cocina, un salón, un patio. piscina, dos baños... Encima todo con muchísima solera, muy buen gusto y nos sentimos como unos verdaderos marqueses. Los techos son impresionantemente altos. Y todo esto por no llega a 50 € al día.
Tras asearnos y disfrutar de nuestra casita salimos a cenar a un restaurante Mozambiqueño que está justo al lado. Acompañamos la cena con una botella de vino buenísimo de Sudáfrica que cuesta apenas seis euros y disfrutamos de una comida de origen mozambiqueño también buenísima (10€ por barba). Encima se puede fumar en el restaurante y vemos el partido de Holanda. La calle de al lado está llena de bares y restaurantes. La zona es estupenda para vivir. Estamos relajados,  limpios y felices. Agotados por dos días de viaje, nos vamos a dormir.

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